Escritor sale en busca de una isla fantasma que lleva su nombre

El iquiqueño Juan José Podestá lanza su novela “Isla Podestá”, un texto que recrea la historia de un campo de prisioneros en un remoto territorio y, a la vez, recoge las huellas de una obsesión por hallar este elusivo territorio.

“La isla es pequeña. Podemos compararla con el tamaño de un pueblo de mil habitantes, o menos. Sus costas son escarpadas, sucias, con arenas negras y muchas rocas. La forma general de la isla es como la de un óvalo imperfecto, o un trozo pronunciadamente irregular de pizza”, dice en el libro Juan José Podestá, personaje y a la vez autor de la novela “Isla Podestá”, que este mes presenta el autor iquiqueño, en conjunto con editorial Narrativa Punto Aparte.

Su descripción puede ser cierta o ficticia, simbólica o literal, porque nada está meridianamente claro en torno a esta enigmática isla perdida en el Pacífico. Algunos antecedentes señalan que la isla Podestá fue descubierta en 1879, a unos 1.600 kilómetros de la costa de Chile, por un marino italiano de apellido Pinocchio, que capitaneaba el barco Barone Podestá. Fue así como el navegante nombró a este desolado islote y describió sus coordenadas a las autoridades costeras de su país. Isla Podestá ingresó, entonces, a las cartas náuticas internacionales, pero para 1935 desapareció de los mapas oficiales, pues nunca más nadie pudo encontrarla. Ni siquiera una expedición de la Armada de Chile, que rastreó el océano en busca de este elusivo islote.

La isla Podestá desapareció de los registros, pero no de la memoria. Se transformó en algo así como una leyenda; su ubicación fue cambiando con el tiempo a través de los relatos, aparece y reaparece en textos de sucesos extraños y hasta inspiró la realización de un reciente documental en Europa.

En Chile, más específicamente en Iquique, el escritor nortino Juan José Podestá, que lleva casualmente el mismo nombre que la isla, inició también una búsqueda, personal y literaria, de esta “terra ignota”, y el resultado es “Isla Podestá”, segunda novela del autor, quien integra el canon de escritores de la macrozona norte del país.

En la novela, la isla Podestá es un recóndito paraje donde funciona un cruel campo de prisioneros políticos. Allí, una situación inquieta a presos y guardias: una detenida sostiene una inclasificable relación con uno de sus captores. Años después, esta mujer ha desaparecido y su hermano trata de reconstruir su paso por esta isla, de la que pocos han logrado salir. En la novela, la isla también es el lugar que obsesiona a un escritor, Juan José Podestá, quien sigue pistas ciertas y falsas, visita faros e islotes, revuelve archivos, escucha testimonios y recibe enigmáticas señales que lo guían hacia el objeto de su obsesión.

“La primera vez que leí sobre Isla Podestá fue allá por el 2010. Poco más, poco menos. Tiene que haber sido buscando referencias sobre mi apellido, cuyo origen italiano siempre me interesó, más por razones histórico-literarias que por orgullo eurocentrista. La cantidad de relatos y discursos que se tejían en torno a la isla me pareció sumamente singular”, señala Juan José Podestá.

-Literariamente, ¿qué representa la isla? ¿A qué ideas la asocias?

-En principio, me interesan las islas como irrupción geográfica y espacial en el océano. Ese desmembramiento de tierras en los mares es muy sugerente, material y simbólicamente. En este contexto, las islas me ayudan a pensar en cómo se tejen los vínculos entre cosas distintas: la isla difiere de la costa y la bahía de la península, y todos somos un poco iguales y un poco distintos.

-La trama principal de la novela se articula en torno a una prisionera que mantiene una ambigua relación con el oficial a cargo del centro de detención y torturas de isla Podestá, ¿cómo describirías a este personaje y la idea que proyecta a partir de su comportamiento y su historia?

-Es un personaje tensionado por una pasión ideológica muy potente, y una sed vital que suspende a esa ideología. La vida (que en sí misma es un relato discontinuo) cercena cualquier discurso. La protagonista escapa de las definiciones, de los discursos que desean fijar su relato y biografía. Esta resistencia es a costa suya, por supuesto. Ahí yace la tragedia.

-En «Isla Podestá» hay muchos guiños a historias y personajes aparecidos en tu anterior libro de cuentos, “Playa Panteón”. La propia isla aparece mencionada, el supuesto prisionero que logró escapar de la isla, el cruel militar que luego es objeto de una venganza, el pueblo ficticio de Frontera Norte. ¿Dirías que estás construyendo un universo literario en estas obras?  ¿Qué elementos tienen en común  tus escrituras recientes?

-Creo estar tras el intento de construir un discurso literario que dialogue con los demás y con mi biografía, en el que me sepa reconocer y también pueda identificar un vínculo con la comunidad. Espero lograrlo. En relación a lo segundo, creo que el factor común de mis escrituras recientes, como señalas, está dado por una mirada personal sobre el norte de Chile, una pulsión por lo policial y enigmático, y un intento de narrar que eche mano de diversos discursos narrativos.

-Hacia el final la novela desemboca en la inclusión de un autor-personaje (Juan José Podestá) que se incorpora a la trama como parte de la búsqueda de una isla ficticia. Hay un punto de vista algo más personal en esta escritura, ¿a qué se debe este giro literario en la construcción de la novela?

-La editora Marcela Küpfer sugirió en un momento del trabajo de edición que sería interesante incluir el punto de vista del autor, de constatar el proceso de investigación de la isla como parte del texto. Y, efectivamente, elaborar ese relato dotó a la novela de una mayor espesura narrativa. Le da un bucle interesante al texto.

-¿Consideras que existe una literatura chilena «del norte»? ¿Cómo ha influido en tu obra el norte con sus dinámicas propias de frontera, desierto, distancia?

-Creo que efectivamente existe una literatura chilena nortina. Pueden rastrearse temas, escenarios, discursos. Andrés Sabella, Mario Bahamondes, Patricio Jara, Rodrigo Ramos Bañados, son parte de una continuidad/discontinuidad narrativa. Respecto de cómo ha influido el norte en mi trabajo, sostengo que primero hay una influencia material: los cerros, las piedras, el color café, las playas, los peladeros, los quiltros, las drogas, en fin. Pero también existe una influencia simbólica, si se quiere: el desierto como descampado y espacio de violencias de todo tipo, la frontera como lugar intersticial donde surgen subversiones, comunidades, disidencias y discursos varios, la historia política, etc. La frontera y sus aristas es un tema que aún la literatura del norte no explota a cabalidad. Pero es cosa de tiempo que lo haga.

SOBRE EL AUTOR

Juan José Podestá (Tocopilla, 1979) es escritor y periodista. Vive en Iquique. Ha publicado “Novela negra” (poesía, Cinosargo, 2010), “El tema es complicado” (cuentos, Narrativa Punto Aparte, 2013), “Playa Panteón” (cuentos, Narrativa Punto Aparte, 2016), “Derechos de propiedad” (poesía, Editorial Aparte, 2021), “Chonpen” (novela, Navaja, 2022) e “Isla Podestá” (novela, Narrativa Punto Aparte 2022). La portada del libro corresponde a la obra “La entrada del vacío”, xilografía del grabador porteño Roberto Acosta.

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