Random (Valparaíso, Narrativa Punto Aparte, 2014) es el libro más reciente de Daniel Rojas Pachas, escritor nacido en Lima pero que reside desde su juventud en Arica, la puerta norte de Chile. El siguiente texto indaga en la idea de la línea recta que concebimos cuando pensamos la tradición literaria y la articulación temporal de las novelas.
…este viejo buena onda me dijo en un taller apócrifo, sin fundaciones ni grandes edificios, en una población en que le hicimos clase a unas señoras: “Cuando joven todos los poetas de mi generación querían bajo cualquier vía conseguir y tener en sus manos una copia del Ulises de Joyce, era un fetiche, y Armando Uribe propiciaba esa fijación al hablarnos sin tregua del irlandés. Caminando un día por el centro y al pasar por una librería, le dije a Teillier… […] Bueno, Jorge que era muy atento, escuchó esto que era importante para mí y en realidad para todos, tener y leer ese libro capital que era el Ulises y del cual solo teníamos buenas referencias. Ese texto nos haría mejores observadores, relatores, poetas. Campechano, Jorge no respondió de inmediato, siguió mi diatriba y de pronto de golpe, sin vacilar, impactó diciendo: Gran cosa. Homero no leyó a ese tal Joyce (84).
Recordar despierto, seguir soñando, cerrar las puertas, olvidar los caminos directos, las rutas y los horarios. Recordar. La memoria es una tarea de escritura imperfecta, un palimpsesto infernal […] Todo es un juego de nunca acabar, pues recuerdo cuánto quería cuando pequeño tener a Gizmo como mi mejor amigo y ser quien salvara a la ciudad de Rayita y su invasión y recuerdo cuán gracioso fue, ya más grande, ver en Third Rock from the Sun a Lithgow y Kirk, perdón, Shatner, bromeando sobre viajar en avión y ser tratados como lunáticos. En Los Simpsons hay una parodia de noche de brujas en que el gremlin que acosa a Bart le arranca la cabeza a Flanders. Siempre estamos leyendo y contando las mismas historias en un proceso interminable de citas y referencias. Me pregunto si esto que digo no es otra historia ya contada y fallida, un ejercicio mal ejecutado, incomprensible, irreparable, y la vida entera se puede resumir en esa disyuntiva que nos hace tan poco originales… Nunca tuve tanto miedo de ser como mi viejo… (75)
En la contratapa del libro, leemos:
Fijémonos solo en un procedimiento. Ese yo personaje que actuaría como conciencia meta-narrativa (esa conciencia que puede ordenar el mundo y crear jerarquías), cuando aparece, lo hace en cursivas, como si esa voz que en principio leemos como voz articuladora fuera en realidad un cita.
¿Qué haría, entonces, suponer que esas historias intercaladas sean “vidas imaginadas” y no la otra historia, la historia de quien escribe? Me pregunto, ¿no será la huella del yo como cita suficiente evidencia de que esa historia es la vida imaginada?
¿Por qué no pensar que esas vidas inasibles, inarticuladas y siempre diferentes se parecen más a la realidad, precisamente inasible, inarticulada y diferente, como pareciera ofrecérsenos a nosotros? Descansa bajo esa atribución de “vidas imaginadas” a las historias discontinuas una idea de la realidad o del realismo que infecta el trabajo de la ficción (Soulages).
Como muchos narradores contemporáneos, pienso en Claudia Apablaza, por ejemplo, quizás Daniel Rojas Pachas nos intente decir algo a este respecto: así como no hay una línea recta entre el nacimiento y la muerte, entre Homero y Joyce, no hay una vida verificable detrás de la ficción y lo real, es obvio, no es más que ficción.
- Rojas, Sergio (2001). Materiales para una historia de la subjetividad. Santiago de Chile: Editorial La Blanca Montaña.
- Soulages, François (2010). Estética de la fotografía. Buenos Aires, Argentina: La Marca editora.