Publicado en Revista Paula, 15.08.2015
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Las fronteras entre países son un territorio en que las identidades confluyen. La mayoría de las veces, estos lugares suelen pertenecer a las periferias, pero el poeta Daniel Rojas Pachas (Lima, 1983) decidió instalar, en Arica (Chile), el epicentro de la publicación de 62 títulos, 4 de los cuales registran las ediciones del “festival transfronterizo” Tea party que ya ha reunido la obra de 7 autores ecuatorianos, entre los nombres de poetas de Latinoamérica.
En Arequipa, la ciudad peruana que también está cerca de la línea que Rojas ha eliminado a través de sus páginas (escribe, edita, es comunicador y da clases de literatura a universitarios), tomó un avión hacia Quito, acompañado de su esposa peruana, Milvia, y su hija de 8 años, quien también tiene un nombre colorido: Blue.
Catorce poetas, de Bolivia, Colombia y el país leyeron sus versos en la presentación de Cinosargo Ediciones que Daniel hizo, la noche del miércoles pasado.
Antes de ese evento, el promotor cultural conversó con este diario. Llevaba bajo el brazo la novela Random (Narrattiva Punto Aparte, 2014), con la cual ganó la Beca de creación literaria profesional del Fondo Nacional del libro y la lectura, en Chile. Sigue leyendo
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En un pleno desafío a la forma-novela, Random (Valparaíso: Narrativa Punto Aparte, 2014), de Daniel Rojas Pachas (Lima, 1983), se ofrece por fuera como un opuesto programático a la unidad narrativa. Aplicando la multiplicidad a todos los planos -personajes, escenas, modos-, se presenta acompañada de una lista de tracks de un reproductor mp3 que sugiere una selección aleatoria, haciendo que cada una de las breves secciones se plantee estrictamente como unidad micronarrativa, con intensidades distintas que no dejan de sugerir su fragmentariedad.
Los resultados de tal disposición resultan desde ya un comentario formal con respecto al mundo narrativo que desea presentar Rojas. Los personajes tienen por común un abandono radical, en el seno de una sociedad que de tan indiferente parece no existir como tal. El espacio que se deja ver a retazos tras la usualmente abismada conciencia de los personajes es el de lugares de paso o de reunión, con privilegio del espacio geográfico de frontera; y el mundo social como posible totalidad se da sólo en casos contadísimos, a menudo bajo la forma de obvias analepsis que saben aparecer desligadas, a menudo yuxtapuestas a fragmentos de distinto modo narrativo. Este mundo social, de manera análoga al entorno familiar que se ofrece como una de las claves de lectura, marca así su presencia por ausencia, dando con ello una conformación ejemplar del abandono. La misma posibilidad ética se ve suspendida en este mundo fragmentado, en que se asume que la utopía del libro total no puede sino llevar a la postulación del fragmentario romántico como la medida de su fracaso, como dentro del mismo libro señala la referencia de Maurice Blanchot en la página 74. Sigue leyendo
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—Tu reciente novela Random en su primer fragmento señala: “Hacer de cada puerta atravesada un mal recuerdo y buscar sentido a la derrota creyendo que la vida puede ser tan sencilla como un videojuego…”. La mayoría de críticas positivas que ha tenido el texto se centran en los tracks, en la literatura del mal y el reflejo del mundillo literario y el oficio del escritor frente al fracaso, ¿por qué crees se ha pasado por alto el tema de los videojuegos que es transversal al texto, especialmente los juegos de rol? Y en la misma medida, ¿cuán importante es para tu narrativa el videogame?
—Bueno, creo que cada crítico se aproxima a la obra desde los recursos que tiene o como uno mismo lo hace al leer, desde las preferencias y fijaciones que hemos ido adquiriendo producto de nuestra educación sentimental, en mi caso los videojuegos así como los comics y las figuras son parte esencial de mi biblioteca y discurso. Muchos considerarán eso una aberración, porque alta cultura, los libros, no pueden mezclarse con elementos tan mundanos y superficiales como un juego de nes o playstation, creo que hasta hace unas décadas lo mismo podría decirse de las películas. Negar la evolución de ciertas artes e industrias es ser reduccionista, claro también hay un tema generacional, o sea desde que nací hubo una consola en mi casa, desde la Commodore pasando por Atari, Nes, N64 hasta una Xbox hoy, del mismo modo siempre hubo toneladas de comics que mi hermano compraba y sigue comprando, discos compactos con mucha música, hoy transformados en una pila de memorias externas llenas de discografías y videos. Mis hermanos mayores incluso tuvieron en un momento un videoclub de VHS cuando eran adolescentes y yo tenía nueve, por tanto no se trata de ser alienado sino de hacerte cargo de lo que te tocó vivir y he hecho eso en mi obra siempre, incluso cuando tradujeron Carne al inglés el traductor me decía que sus colegas norteamericanos se sorprendían de las oscuras referencias a la cultura pop gringa, bueno, es algo que está en mi ADN y que se mezcla con mi mirada continental e incluso mi compromiso de vivir Sigue leyendo
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Daniel Rojas Pachas, escritor ariqueño y creador de la revista y editorial Cinosargo, trabaja desde el extremo del país impulsando lo distante y diferente. En una entrevista se refirió a la imagen cliché de la literatura nortina “atada a una estética melancólica ligada al trabajo minero y el paisaje del desierto”, para profundizar que “la situación es mucho más compleja y rica en cruces y migraciones: primero, los derivados del intercambio entre las ciudades fronterizas de Bolivia, Chile y Perú y, luego, por los diversos mecanismos y procedimientos que transgreden géneros y realidades”.
Esa transgresión de géneros y realidades se percibe en Random, novela experimental donde la estructura va desplazándose entre el protagonismo de un escritor y gestor cultural y sus escritos. Escritos que cobran tanta vitalidad y fuerza que, a veces, relega la vida de su creador.
Los párrafos donde el escritor expone sus recuerdos desordenados, van antecedidos por un título que señala un grupo o cantante (Mr. Bungle, Placebo, PJ Harvey, The Ramones, Joy Division, etc.), con su canción y duración correspondiente. Esta lista se une al estado anímico como piezas nostálgicas y destructivas. La rabia de la memoria traza una infancia en Lima, bombardeada de explosiones y autos elevándose al cielo, mezclada con la fragilidad asmática y el encierro social del protagonista. Se agrega el abandono del padre para formar otra familia, dejando un vacío que lo llena de rencor. El protagonista desea explotar. Sigue leyendo
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