Estos nueve relatos del periodista y escritor nortino Juan José Podestá develan los engranajes de personajes en permanente fuga, marcados por la inmensidad del desierto, por las debilidades de la condición humana y por el peso de sus propias biografías truncas.
Por Felipe Reyes. Publicado en DiarioUChile
La inmensidad del desierto, con su pesado manto de silencio y soledad, ha sido un singular y requerido escenario para poetas y narradores que ven en los yermos paisajes nortinos y en la vida de sus hombres y mujeres, acaso una metáfora de un país a veces desolador y duro con su gente. Un espacio propicio para el delirio, el fracaso y la muerte, pero de un encanto único y poseedor de una carga histórica determinante en la historia nacional. Así, desde Neruda a Raúl Zurita, pasando por las novelas de Volodia Teitelboim (Hijo del salitre), Andrés Sabella (Norte grande) y Hernán Rivera Letelier (La reina Isabel cantaba rancheras), han recorrido estos territorios y la vida de sus habitantes en sus obras.
Juan José Podestá (Tocopilla, 1979) continúa esa tradición situando sus relatos en el Norte Grande, en perdidos pueblos fronterizos de solitarias calles polvorientas que dan vida a historias que dialogan con lo mejor del cine negro, la violencia inesperada e inherente al ser humano y una cuota precisa de humor. Personajes dominados por la sospecha que tratan de sobrevivir a sus implacables pasados.
Podestá expone los sucesos y acciones de seres inmersos en una sociedad violenta y corrupta, de una moral ambigua, que mastican el agrio sabor de la venganza o esperan que la luz de la redención se pose sobre ellos. Nueve relatos protagonizados por fugitivos, delincuentes, periodistas al borde la locura y actores de cine en decadencia que buscan escapar de un sino fatídico, entre borracheras y largos viajes a través de carreteras vacías y desoladas. Sigue leyendo