Yo no quiero ser Agustina o la muerte del padre (literario): divagaciones en torno a «La muerte de Fidel», de Yuri Pérez

Santiago-20131031-00246Por Úrsula Starke*

· Mis divagaciones no son confiables. Conozco de primera fuente la alquimia de este libro y eso no vale. Hace un año que fui introducida en los recovecos de su laberinto originario, en la mesita de un café sambernardino a la orilla de la vereda. Y siempre con tartaleta de arándanos para diabéticos.

· Ovidio en su Metamorfosis cuenta la historia de Escila de Mégara enamorada del rey Minos, quien se encontraba en guerra contra su padre Niso por la ciudad de Mégara. Para impresionarlo y obtener su amor, Escila corta el mechón púrpura de la cabellera de su propio padre, que le daba el poder de ser invencible, y se lo ofrece a Minos. Éste, en vez de agradecer la ofrenda, se asquea por la traición de Escila y la rechaza.

· Eurípides y Sófocles transforman el mito de Electra, hija de Agamenón, en una tragedia, donde ella debe vengar la muerte de su padre. Carl Gustav Jung utiliza a Electra para proponer el concepto psicológico “Complejo de Electra”, que refiere a una etapa del desarrollo de la niña en donde su admiración o enamoramiento hacia el padre la hace rivalizar con la madre. La hija, el padre y la muerte, son tópicos atávicos dentro de la literatura, dentro de la psicología, dentro de la experiencia misma.

· Agustina, la protagonista de este libro, es, a ratos, Electra enamorada limpiando la sonda estomacal de su padre, en otros, Escila traicionera inyectándole veneno para ratones por la misma sonda.

· Agustina padece de hastío, de hipocondría, de falta total de talento para cualquier cosa. Encerrada en su egopatía, la agonía de su padre surte un efecto catalizador para dar rienda suelta a toda su autocompasión. A todo su racismo. A todo su fascismo. A toda su ternura e inocencia infantil.

· Agustina es Pérez. Y este libro es una biografía, no una novela. Agustina/Pérez no sublima nada.

· Agustina es una mentirosa que dice no saber nada de literatura, pero parafrasea a Vallejo, cita a Lihn, se cita a sí misma/mismo y teoriza sobre poesía con una soltura indecente. Incluso se da el permiso de crear un movimiento literario –el tonoísmo- al que sólo pertenecen ella y un poeta muerto de Sida. Dice que detesta el realismo mágico y lo único que hace es escribir un libro lleno de realismo mágico. La muerte de Fidel se parece más a Cien años de soledad o Crónica de una muerte anunciada de lo que ella/él cree/quiere.

· Entonces, la trilogía que comenzó con un niño feo y siguió con una mentirosa, termina con Pérez travestido y más poeta que nunca, aceptando el fracaso total de su narrativa, aunque esta salga, finalmente, con un importante premio bajo el brazo y una cosecha generosa de críticas felices.

· Pérez sabe más de ser mujer que Agustina misma. La existencia de Agustina es la prueba de ello.

· La narrativa chilena contemporánea que publica por Alfaguara jamás debe leer este libro de Agustina/Pérez. Sus imágenes barrocas son para el deleite exclusivo de los lectores que vivimos en las comunas periféricas y de los escritores que guardamos veneración no gravable hacia las letras. A todos los demás se les debería esconder este libro en las vitrinas de librerías independientes, lugares que, afortunadamente, nunca visitan.

· Yo no quiero ser nunca una Agustina, no quiero ser nunca un Pérez, no quiero ser la vieja loca sin hijos de la poesía chilena. No quiero escribir novelas. Quiero ser Escila y matar al padre para luego odiarlo hasta mi muerte. Mi padre no se llama Roberto, se llama Yuri.

· Yo quiero que mi padre se muera. Su vida me es una carga insoportable de llevar, no porque esté agonizando de cáncer ni Sida, sino porque su existencia me recuerda día a día el origen vil de la mía. Y eso duele. Mi padre no se llama Yuri. Se llama Roberto.

· Baldomero Lillo ya no está en el Cementerio Parroquial de San Bernardo. Romeo Murga era mejor poeta que Neruda.

· Pérez es mejor poeta que narrador, por eso La muerte de Fidel tiene esqueleto de poesía. Pérez sabe muy bien para qué es bueno, sabe muy bien para qué es malo. Por eso nunca va a dejar de escribir poesía y sus novelas valdrán lo mismo que un poema largo, que una prosa poética, que una narración mixturada, como todo lo latinoamericano, de poesía, de barroquismo, de guturalidad, de bichos, de versos espurios, de mestizaje y melancolía.

San Bernardo, noviembre del 2013.

*Úrsula Starke (San Bernardo, 1983), poeta. Ha publicado los libros «Obertura» (Maipo Ediciones, 2000) y «Ático» (Cuarto Propio, 2007). En 2002 obtuvo la beca de la Fundación Pablo Neruda y ganó el primer lugar en el Concurso de Literatura de la municipalidad de San Bernardo. Sus poemas han sido incluidos en antologías y sitios web de Chile y el extranjero. Estudia Licenciatura en Teoría e Historia del Arte en la Universidad de Chile.

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