Por Fernando Moreno Turner, Doctor en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos por la Universidad de Paris, Doctor de Estado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Poitiers, Doctor en Literatura.
Después de publicar, entre 1994 y 2006, once libros de poesía, Yuri Pérez ha dado a conocer, hasta ahora, cinco obras narrativas: Suite (2008), Niño Feo (2010), Mentirosa (2012), La muerte de Fidel (2013) y Virgen (2017). Y los lectores han podido constatar cómo, gracias a un trabajo parsimonioso y constante, dando muestras de un innegable talento, el autor ha venido configurando un notable corpus novelesco caracterizado por una especial singularidad. Con lo cual quiero decir que Yuri Pérez, como sucede con los llamados “grandes autores”, posee una escritura que le es propia, esto es, reconocible, identificable, caracterizada por un sello personal inconfundible y que, por lo mismo, permite que se le pueda considerar como uno de los escritores más destacados de la narrativa chilena de este siglo.
En aquel citado conjunto novelesco se hurga en las historias personales de personajes marginados o marginales, subalternos, enfrentados a sus precarias condiciones de existencia, a sus complejos entornos, deteniéndose en las dificultades e incomprensiones, en las situaciones límites, efectuando una labor de memoria que quiere llenar los vacíos de un pasado, secretar sus secretos. Siguiendo el patrón del oxímoron, en estos personajes de Yuri Pérez conviven la degradación con el orgullo, la vileza y la pasión, en particular por la literatura, en ambientes y espacios donde lo rutinario puede adquirir matices tanto de espanto como de éxtasis, y en los que surge lo bello en medio de lo trivial y de lo sórdido, la desmesura junto a la moderación, el resentimiento al lado de la comprensión, el horror lindante con la felicidad, y donde ironía y parodia hacen de las suyas. Al hacerlo, también se escarba en la histeria y en la historia colectivas, en las taras y cargas de una sociedad estigmatizada por violencias y desequilibrios de todo tipo.
Ahora bien, la nueva novela de Yuri Pérez que hoy nos convoca, comparte varios de estos rasgos, pero también presenta otros que la diferencian de sus creaciones precedentes. De hecho, si de las anteriores se podía decir que se trataba de diversas concreciones de lo que serían, en el fondo, diarios personales, aquí estamos frente a otro tipo de diario, otro tipo de escrito, puesto que el título se está refiriendo al “periódico que se publica todos los días”. Lo cual querría decir que aquí ya no se trata tan solo de la exhibición de un mundo privado, sino de lo contrario, más bien la proposición de una apertura y una expansión hacia otras dimensiones, hacia lo social, hacia la ficcionalización de un formato que pretende la información y la divulgación de lo cotidiano a un público deseoso e interesado. Pero, seamos cautelosos, se trata de una novela de Yuri Pérez y, por lo tanto, no todo puede ser tan simple ni palmario.
Y las razones son varias y variadas.
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