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Una literatura trocha

Por Juan José Podestá*

Trocha se define en cualquier diccionario como “Camino estrecho, especialmente el que sirve de atajo”. También como “vías ilegales” para cruzar de una zona a otra. De un país a otro. Pero qué va, ya que estamos: trocha también puede significar pasar de la legalidad a la ilegalidad; podría significar un rodeo por un camino tan angosto como una vía férrea, como también definen algunos textos la mentada
palabra. O simplemente contar algo de forma lateral.
De alguna forma, «Trocha», de Rodrigo Ramos Bañados (Editorial Narrativa Punto Aparte, 2021) es también un tránsito entre varias narrativas sobre la migración: es crónica sobre inmigrantes; es álbum con imágenes personales y extranjeras, compilado de entrevistas a seres humanos que lo dejaron todo por venirse a un país que probablemente se imaginaron muy distinto.
El nuevo libro del periodista Rodrigo Ramos Bañados interesa por dos aspectos: es una mirada coral sobre el tema migratorio; y es un texto en el que se entrecruzan -como en un paso fronterizo conceptual- diversos discursos y formas para “mirar” con ojos nuevos el tema.
Respecto del primer ámbito, el autor no sólo se fijó en lo minúsculo, en lo personal, sino también en lo espacial. Abundan en Trocha notables descripciones sobre paraderos de buses, caminos fronterizos, cuerpos importados de Venezuela, Colombia u otro país. Lo espacial cobra especial importancia
en este libro, por cuanto, nos viene a decir el periodista y escritor, desde ahí donde tiene lugar “lo” extranjero. Es en la dimensión material del hombre y su deriva por el mundo, en donde se concretizan los dramas y tragedias ya sea multitudinarias o íntimas. En este sentido, «Trocha» es un viaje por el espacio fronterizo sudamericano, una «Odisea» ya no atribuida a un Homero ciego, sino a un inmenso grupo de
seres humanos que trajinan las secas tierras del desierto más árido del mundo para llegar a un rincón en que a veces todo puede ir mal.
El drama humano en este texto se multiplica cual fractal, para dar cuenta de un nítido y a la vez opaco fresco de las desventuras de tanta familia sudamericana. Es un libro que nos habla desde una coralidad de voces, que cobra fuerza con cada testimonio y cada reflexión.
En relación al segundo aspecto, «Trocha» va ruteando con el lector no ya sobre testimonios de mujeres -sobre todo mujeres- inmigrantes, sino que configura una narrativa “extranjera”, en el sentido que no desdeña ningún material para construir un relato: le sirven entrevistas, conversaciones con sociólogos, relatos de viaje, comentarios personales. Creo que este aspecto es lo que fascina del libro: su vocación de trocha, de camino secundario, de atajo, vía estrecha o paso ilegal. Ramos Bañados echa mano de lo que
le sirve para contar una historia, muchas historias, de forma tal que el libro se lea no ya como una sofisticada road movie, sino como el avance multicolor de cientos de desplazados pobres de su país a otro. Es un libro de viaje, pero de un viaje real, un viaje herido, una travesía penosa y desamparada. Un viaje pobre. En «Trocha» no caben especulaciones sobre un viaje existencial o pequeñoburgués,
sino que más bien se abre paso entre el basural, el desierto y el clima despiadado. Otra vez el espacio.
«Trocha» se vuelve un texto mimético en cuanto su escritura es migrante, por cuanto avanza por diversas manufacturas escriturales, diversas operaciones narrativas, logrando encajar perfectamente con el tema que lo impulsa. Una escritura migrante, de contrabando, ilegal si se quiere, que opta por no embarcarse en discursos prefabricados o transitar por una exclusiva vía escritural, y en cambio prefiere salirse de los márgenes narrativos para zigzaguear por una literatura trocha que evita lugares comunes o anacrónicos
folclorismos. Qué alivio.
El hilo conductor es el relato del narrador, que a cada tanto emerge casi como de contrabando en el texto, donde las voces de los migrantes se imponen sobre otros aspectos. Esa ida y venida entre lo externo y las impresiones internas, brindan espesura y sustancia a este texto. Pero también otorga
equilibrio y diversidad narrativa.
Escribe Ramos Bañados: “Regresamos a Antofagasta de noche. No vemos migrantes por el oscuro camino de la costa, salvo en la aduana, donde hay varias carpas armadas. Subo a tres migrantes. Nos apretamos. Me siento un coyote. La historia es ya casi la misma que la mayoría: atravesar trochas. A estas alturas, a dos semanas de viaje desde Maracaibo, no queda dinero. Cuando pasamos por Mejillones, de noche, ellos se sorprenden. La industria eléctrica chisporrotea colores como un gran árbol de pascua en medio del desierto. Es un paisaje surrealista. Raro. Marciano. Nos bajamos del auto. Abrimos unas latas de cervezas. Varias cosas se nos pasan por la cabeza. La Navidad. El petróleo. La industria. El cobre.
Sobrevivir. Sudamérica es similar, concordamos, y hablamos del sueño de Bolívar, de la marcha por la independencia hasta el confín sur de Sudamérica”.
«Trocha» es trocha. Y viceversa.

*Juan José Podestá, escritor y periodista iquiqueño, autor de «Novela negra», «El tema es complicado», «Playa Panteón» y «Derecho de propiedad».

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Memoria iracunda

Por Patricia Espinosa. Publicado en LUN 17/03/2017

 

Las Últimas NoticiasDe menos a más, y siempre por sobre la media, ha ido Rodrigo Ramos Bañados en cada una de sus cuatro publicaciones. Pinochet Boy, su nueva novela, es la más experimental de todas y la más iracunda, ya que pone en juego un lenguaje y una forma enmarañada perfectos en su tono desesperado para marcar un fatídico contrapunto entre la memoria colectiva y la individual, enlazadas por la violencia y sus efectos en la realidad.

La novela se abre con un embuste, que funciona como la clave fundamental del volumen, sobre quién o quiénes ocupan el lugar protagónico: ¿Mirko, el periodista y posible asesino serial?, ¿Pedro, el escritor desesperado?, ¿o quizás Leonidas? Este último es una figura en principio ambigua, pero que poco a poco va delatando su lugar central en esta historia acontecida en el norte chileno, que cubre casi cuarenta años de la historia del país y de sus personajes. Porque Leonidas ocupa el lugar de un supranarrador, dueño de una mirada y palabra canallas, que además es el creador de Mirko y Pedro y de todo lo que ocurre en la novela que él mismo escribe. Resulta destacable el uso de la estructura en abismo que posee esta narración, al igual que el estilo engañoso con que se presenta a este trío de voces en sus similitudes y diferencias. Dos aspectos destacan en la conformación de esta trama: por un lado, el modo en que Leonidas yuxtapone su voz y la de sus personajes, la presión descriptiva de sus personalidades, y, por otro, la manera en que presenta a la figura del escritor, un poder absoluto al interior del relato. Sigue leyendo

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La dictadura como materia literaria

Por Ramón Díaz Eterovic. Publicado en Punto Final, enero de 2017.

pb_punto-finalLa dictadura pinochetista ha sido –y será en el futuro- una materia recurrente en nuestra narrativa como un ejercicio de memoria sobre sus características y efectos en la sociedad chilena. En los últimos meses se han publicado varios libros en esta línea, entre ellos, Piedras blancas, de María London,  y Pinochet boy, de Rodrigo Ramos Bañados, que desde distintas perspectivas generacionales y narrativas reflexionan sobre los efectos inmediatos y posteriores de la dictadura.

Rodrigo Ramos Bañados (Pinochet boy, Narrativa Punto Aparte) es periodista y escritor, autor de novelas como Pop, Namazu y Alto Hospicio. Su nueva novela está centrada en personajes que fueron niños durante la dictadura y una vez adultos, encuentran sus vidas condicionadas por las formas de convivencia establecidas por el modelo de sociedad de libre mercado impuesto a sangre y fuego. Son los niños que, como recuerda Ramos Bañados, fueron obligados a cantar en sus colegios el himno nacional con “la estrofa impuesta por los milicos”.

El protagonista de esta novela se despliega a través de tres personajes: Mirko, Pedro y Leonidas. Cada uno responde a distintas etapas en la vida del protagonista y en todas ellas se muestra como un ser descolocado, condenado a una vida mediocre, sin grandes ilusiones ni utopías, obligado a asumir empleos que no lo satisfacen y lo alejan de sus sueños. Sus aspiraciones siempre lo hacen ser distinto a quienes le rodean, mientras los valores que orientan el medio provinciano que habita se agitan con las palabras de predicadores que cuentan con el favoritismo del dictador, escritores que se adaptan a las pautas del marketing, empresas mineras que depredan el medioambiente y amores que se le escapan de las manos. Sigue leyendo

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La Bildung de la infamia: Pinochet Boy, de Rodrigo Ramos Bañados

Por Carlos Henrickson

portada_pinochet-boySe acostumbra ver el nacer como un surgir, alzarse a la luz, como las plantas que buscan el sol, y hasta nos suena natural el inicio del viaje de la vida de una persona como ese acto de buscar el sol. Si uno se pone estudioso, se va a encontrar siempre con esa imagen al inicio de la clásica Bildungsroman, la novela de formación. De la nada al ser, para ir superando los desafíos de un mundo que no es en sí mismo fundado en la justicia o la verdad, y que no nos ayudará en esa lucha que sí se puede vencer siendo fiel a sí mismo, hallando y creando el propio lugar en una vía que en principio se nos cierra, comprendiendo el necesario pacto con una sociedad que se nos presenta como una contrariedad suprema.

Me acuerdo de haber leído sobre la famosa Bildungsroman a inicios de los 90. Me inquietaba algo de fondo, que ahora, al leer Pinochet Boy, se me ha dado definir con bastante mayor precisión. Hay otra noción sobre el nacer, que corresponde más a cómo funciona el cosmos gnóstico: el alma no surge hacia arriba buscando la luz, sino que aparece en el mundo como enviada hacia abajo, a un calabozo, marcado por la oscuridad, la injusticia, el dolor, la falsedad, la ilusión, la multiplicidad del ser, la falta de sentido, la intuición de estar siempre fuera de lugar. Desde esta visión del mundo, el hombre debía evadirse de este y fijarse en su interior, por el bien de su alma; no hacer tratos con el Mal. Concentrarse en el cuerpo y creer en la verdad de aquello externo significaría entregarse a la anulación total y permanecer eternamente en el calabozo, creyendo que no había jamás forma de salir. Sigue leyendo

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“Pinochet Boy”: un certero retrato de los hijos de la dictadura

La cuarta novela del periodista y escritor chileno Rodrigo Ramos Bañados, traza una visión mordaz de ese “engendro” ciudadano formado en ese período de la historia nacional.

Pinochet Boy, la cuarta novela del periodista y escritor chileno Rodrigo Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) –apelativo que designa a todos los que vivieron su infancia, adolescencia y juventud con el telón de fondo de esos diecisiete años de dictadura, y que marcara a fuego a generaciones de chilenos – narra el tránsito de un “hijo” de ese periodo y los nocivos efectos sobre la población. Todo expuesto a través de varias personalidades, una visión mordaz de ese “engendro” formado en ese período de la historia nacional, un personaje que responde a ese modo de estaren el mundo y que se profundizó durante las dos décadas siguientes de eterna transición.

Mirko, el protagonista de la novela, crece en el Norte al interior de una familia evangélica, asiste a colegios públicos y privados donde es discriminado. Ya adulto, debe sobrevivir en el paraíso del neoliberalismo, cultivando el deporte nacional del codazo y la competencia hasta con la propia sombra, un periodista que debe adaptarse a los vaivenes y precariedad del gremio, y “por una cuestión de necesidad” debe trabajar “en uno de esos periódicos que fustigaba en la universidad por ser cómplices pasivos”.  Uno de sus vértices es Pedro, un escritor de provincia que envía cuentos a concursos nacionales y extranjeros, mientras acumula años y frustraciones.  El otro ángulo es Leonidas, una “versión desmejorada de ambos” quien relata esos días desde un atormentado presente.

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