Por Joaquín Escobar. Publicado en Ojoentinta
Terminé de leer Pinochet Boy (Narrativa Punto Aparte, 2016) de Rodrigo Ramos Bañados un domingo por la mañana. Cuando cerré el libro me quedé mirando el techo y comencé a recordar una canción de La Polla Records en donde un personaje en todo momento quiere dejar de ser él para comenzar a transformarse en otro. La estrofa que dice: “Voy a ser el rey de Roma o el alcalde de Pamplona o el payaso que dispare sobre mí. Entraré en otra persona o en los huevos de Mahoma, da lo mismo quiero estar fuera de mí”, rebotaba insistentemente en mi cabeza. Como si el grupo español se hubiese adelantado a Ramos Bañados, o como si el escritor hubiese escrito su novela pensando en esa canción, o como si la idea de los desdoblamientos para ser otro hubiese existido desde el comienzo de los tiempos. Porque el protagonista de la novela atraviesa constantes procesos de transformación. Cada etapa de su vida se convierte en otro, cuestión que implica un cambio de nombre mediado por las cosmovisiones vivenciadas durante esa etapa. Al mejor estilo de Patrick Bateman —el protagonista de American Psycho— asistimos a un coro de mutaciones y desdoblamientos en donde varía el personaje, pero no el Chile que lo rodea: como si hace cuarenta años el país estuviese estático, sin avances y carente de cualquier dinamismo social. Leer hace un par de días la noticia de una comunera mapuche que parió engrillada, nos da la razón. Sigue leyendo
