El autor de «Esplendor» se refiere a sus cuentos y al choque violento entre arte y vida, en este capítulo filmado en el taller de pintura de Gonzalo Ilabaca, en Valparaíso.
El escritor Carlos Henrickson toma la palabra para referirse en extenso a su libro «Esplendor», lanzado a fines de este año por Narrativa Punto Aparte y que reúne nueve relatos que tiene como leit motiv la relación entre la vida y el arte.
En esta entrevista conducida por Oscar Rosales, para el sitio «Estación de la palabra» (www.estaciondelapalabra.cl), y filmada íntegramente en el taller del pintor Gonzalo Ilabaca, en Playa Ancha, Henrickson aborda la génesis de su libro, se refiere a algunos relatos en particular (como «Un acto digno», donde las obras de arte literalmente arden) y explica por qué un escritor declina escribir de escritores -como hacen muchos- y opta por sumergirse en el mundo de la pintura.
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«El tema era poder hacer en un solo volumen de varias variaciones sobre un mismo tema. Este tema tiene que ver con la vida y al arte, ése es el punto de cruce entre todos los cuentos, esta especie de choque violento entre la vida y el arte, la relación crítica entre ambos».
«Para la persona común, es extraño que el artista sea borracho, muera joven, tenga excesos… Lo que no saben probablemente es el proceso intenro que lleva a ese tipo de choque».
«Hay un punto que me interesa plantear en el texto: que efectivamente la presencia del arte en el mundo es complicada. Esa era una suerte de obsesión que apareció en varios cuentos».