La escritora sonorense publica por primera vez en Chile su libro de relatos “Silencio cerca de una pirámide antigua”, como parte de la colección de narrativa contemporánea de editorial Narrativa Punto Aparte.
Una niña atisba a hurtadillas a dos vecinas de ambiguo comportamiento que veneran a la Santa Muerte. Un arqueólogo reconstruye con amor y paciencia los fragmentos de una familia. Una mujer inicia una impensada travesía nocturna por una pirámide antigua en compañía de cinco niños, embargados por sus enigmáticas historias. Una joven rearma las piezas en la vida de su hermana fallecida a través de una vieja fotografía.
Estos son algunos de los relatos que componen “Silencio cerca de una pirámide antigua”, de la escritora mexicana Viridiana Carrillo, quien publica por primera vez en Chile, a través de la editorial Narrativa Punto Aparte.
Sentires ocultos, pensamientos prohibidos que se susurran al oído y que se murmuran entre líneas, miradas fuera de foco atraviesan los relatos de Viridiana Carrillo, quien construye un universo habitado principalmente por mujeres.
A partir de una cita de la poeta mexicana Rosario Castellano, que da título a este volumen de cuentos, Viridiana Carrillo teje historias y personajes que circundan entre zonas arqueológicas, pueblos contaminados por una termoeléctrica, playas de agua mansa y, sobre todo, por el interior de las habitaciones, donde los secretos se expresan en todo su esplendor
Nacida en Ciudad Obregón, estado de Sonora, México (1984), Viridiana Carrillo estudió Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Como narradora, es sutora del libro de cuentos “Antes del juego”, editado por Nitro Press (2020) en México.Textos suyos aparecen en las antologías “Álbum Negro, literatura de ficción” (2017), “La espina es la flor de la nada” (2018) y “Mexicanas. Trece narrativas contemporáneas” (Ed. Fondo Blanco, 2021). Antologó el libro “Conversaciones en el umbral” (2020). Actualmente está radicada en Chile.
-¿Qué te inspira al momento de escribir tus relatos?
-No sé si yo deba llamarla inspiración. Yo solo ando pensado en alguna historia, la pienso mientras hago toda mi cotidianidad y luego, cuando creo que puedo tener algo, me siento a escribir. A veces toma caminos distintos a la que tenía en mente y a veces la dejo olvidada. Me tiene que resultar interesante, claro, emocionar y cautivar, sino pierdo el interés rápido, pienso que no vale la pena. Esto no quiere decir que me pongo a escribir historias épicas, más bien me gusta escribir sobre cosas sencillas, breves. Me cautivan esas pequeñas historias nada extravagantes pero cargadas de deseo.
-Hay una presencia femenina muy gravitante en tus relatos, ¿buscas escribir siempre desde y sobre mujeres?
-Como escritora busco escribir ficción y tratar de hacerlo cada vez mejor. No me cuestiono si los personajes deben ser o no mujeres. Descreo de la llamada literatura femenina, así como imagino que los hombres no piensan en hacer literatura masculina cuando escriben. Es verdad que hasta ahora mis personajes han sido mujeres, pero cuando uso un narrador omnisciente no me detengo a pensar si este podría ser identificado o no como mujer. Supongo que ha sido así solo porque sentido más cómoda desde esa voz. O porque me gusta. O porque suelo usar algunas cosas de mi vida, de mis amigas, de la gente que me rodea y estoy más en contacto con mujeres que con hombres.
-En tus relatos también se revela una interacción con los territorios, pueblos, paisajes, ciudades. ¿Cómo influyen los territorios en tu narrativa?
-Bueno, puedo decir que he sido un tanto nómada desde la infancia. Mi madre cambió varias veces de ciudad, de casa. Lo mismo al crecer: he vivido en diversos lugares, en campo, en ciudades, en costas, y en decenas de casas. El paisaje para mí es importante, el clima casi algo vital. Y como mi escritura tiene siempre algo de autobiográfico, no creo que pueda separarla. Muchas personas que he conocido en todos esos lugares las tengo en la memoria y al evocarlas también evoco tiempo y espacio. Sin embargo, soy pésima con indicaciones definidas de lugares, direcciones o nombres de calles. El espacio se me graba por emociones, escenas, historias. Entonces los suelo mezclar en la ficción. Una vez un amigo de Culiacán, cuando publiqué mi primer libro en México, me dijo que yo había escrito un libro de cuentos sobre Chile, y que cuando volviera a ese país escribiría uno sobre México. Quizá tenía razón.
-Es tu primera publicación en Chile, ¿qué expectativas tienes?
-Estoy muy emocionada con esta publicación. La mayor expectativa que tengo es, desde luego, que el libro llegue a lectores. Como autora lo más emocionante es que el libro se abra un camino. Lo demás es lo de siempre: continuar escribiendo.
-¿Cuál es tu visión de la edición independiente?
-Mi primer libro de cuentos, que se publicó en México, fue también con una editorial independiente. Recuerdo que me avergoncé un poco cuando mandé el manuscrito, pensaba “quizá jamás lo leerán” que no se interesan en una autora desconocida, sin agente, etcétera. Pero lo leyeron y apostaron por él, lo mismo acá. Para mí en la edición independiente existe una apuesta real, una fe, una gran dedicación.