Por Galo Ghigliotto*

De un tiempo a esta parte me gusta pensar que el mito de Caín y Abel esconde una lectura muy distinta de la que conocemos. Empecé a cuestionarme eso hace años cuando leí en un diario una interpretación de 2001: Odisea en el espacio, donde se afirmaba que la batalla inicial de las bandas rivales de simios que se desarrolla en la película, representa a los dos tipos de hombres sobre la tierra: la raza de Caín (el guerrero) y la raza de Abel (el intelectual). Según plantearía Kubrick, el problema de la civilización humana sería la perenne supremacía del guerrero a partir de esa primera batalla. Dándole vueltas a ese asunto, llegué a pensar que en ese mito fundacional, son las motivaciones de Caín las que han sido mal explicadas: Caín era ateo, y si mató a su hermano por la rabia que le provocaba verlo tan embebido en la adoración de un dios inexistente.
No es descabellado relacionar la novela Mentirosa de Yuri Pérez a estos personajes bíblicos. Al contrario: el primer capítulo de este libro se llama “Génesis”, igual que el capítulo de la biblia donde se cuenta la historia de Caín y Abel. Y la novela completa es una trenza tejida con la voz de dos hermanas, una atea y la otra evangélica. Las otras partes del libro también se relacionan con la biblia: el segundo capítulo se llama “Santo dios”, el tercero “El éxodo de la pastora”, y el último “Revelaciones”, como el equivalente del apocalipsis. A partir de estas dos mujeres, Yuri Pérez construye un mundo que se inicia con las dos hermanas compartiendo el techo y la infancia, y termina cuando ambas son adultas, después de recorrer caminos completamente divergentes. Para mayor oposición la atea es lesbiana y la evangélica una especie de ninfómana heterosexual. Sigue leyendo →